Como toda narración, El jugador es un relato en el que se manifiesta el particular modo de ver la vida de su autor. Por esto mismo, ha de tenerse en cuenta en qué contexto y bajo qué circunstancias se escribió la novela.
Así pues, la atmósfera de Dostoyevski no es otra que la Rusia del XIX, una sociedad rebosante de complicaciones que abarcaban desde la política, hasta los planteamientos existencialistas o la crisis de valores.
Asimismo, la obra fue escrita bajo una cierta presión, pues el autor se encontraba prácticamente arruinado, y estableció con un editor, el compromiso de presentarle una novela en el plazo de un año. De no ser así, debería cederle todos los derechos de su obra. El relato fue entregado dos meses antes de que el plazo expirase, y para su realización, Dostoyevski se valió de los servicios de una mecanógrafa, a la que le dictó cada palabra. Al poco tiempo de editarse el libro, se convertiría en su esposa.
En esta obra además, Fiodor describe su vivencia amorosa con Polina (una mujer que ciertamente existió), así como su experiencia y conocimiento del mundo del juego.
A lo largo de un total de 17 capítulos, el maestro ruso cuenta una historia (en pocos días) ambientada en Alemania (concretamente en Ruletemburgo, ciudad imaginaria). El protagonista de la trama es Aleksei Ivanovich, el tutor de los hijos del general Zagorianski. Este último es un militar endeudado que se aloja en un hotel junto con su interesada amante, su hijastra (Polina), y cómo no, con su principal acreedor. Para saldar sus deudas, el general espera la muerte de su tía, de quien obtendrá una herencia. Pero no sólo no muere la susodicha, sino que se presenta de improvisto en el hotel y dilapida todo su patrimonio en la ruleta.
Como consecuencia de los hechos de la anciana, el general se queda sin la herencia, y su amante, Blanche, lo abandona. También pierde la dote Polina, su nieta, a la que Ivanovich intenta ayudar. Con el anhelo de conseguir tal fin, apuesta en la ruleta el resto del dinero que le queda, pero los aberrantes beneficios le ciegan, y acaba renunciando a su amada para marcharse a París con madeimoselle Blanche.
El relato adquiere un ritmo trepidante a partir de la llegada de la anciana tía, una mujer terca, caprichosa y autoritaria. Sin embargo, estas características no hacen que deje de ser un personaje entrañable, pues es generosa con los pobres, y tiene sus propias convicciones. Como el resto de protagonistas, posee una personalidad muy marcada y una psicología propia.
Llegados a este punto, cabe destacar la influencia de esta visión psicológica y novedosa otorgada a los personajes, en autores como Nietzsche o Zweig, el último de los cuales considera a Dostoyevski como «el mejor conocedor del alma humana de todos los tiempos».
Encontramos, por lo tanto, perfectamente caracterizados, a Des Grieux, el general, Polina, mademoisille Blanche, sir Astley, la vieja tía, o al propio Aleksei.
En el personaje de Des Grieux se hace patente la animadversión de Dostoyevski hacia los franceses. Para referirse a él emplea expresiones como “francesito”, “gallito”, o “franchute”, y le otorga adjetivos tan poco positivos como “petulante” y “mordaz”. Sin embargo, no es la única referencia xenófoba que el autor hace en la obra, pues el relato está plagado de “polaquillos” ladronzuelos y aprovechados.
El general por otra parte, encarna lo contrario al ideal de militar de su tiempo. Es un personaje histrionizado, incapaz de controlar sus sentimientos hacia Blanche, y protagonista de escenas febriles y delirantes.
Polina es caprichosa y ambivalente, y Blanche sumamente interesada. Con sir Astley es con el único con el que se muestra condescendiente Dostoyevski. Este inglés despierta las simpatías de la tía y también las del protagonista.
Ivanovich es el personaje con mayor profundidad psicológica, debido a que el relato está escrito en primera persona. Padece ludopatía y expresa continuamente su adicción al juego y lo que siente con dicha dependencia.
Para conseguir todo lo anterior, el autor se vale de un estilo sencillo, cínico y directo, en el que abunda el diálogo y la crítica social. No obstante, cabe destacar que en esta edición dicho estilo se ve mermado por la carencia de explicaciones o aclaraciones idiomáticas, o incluso contextuales. Abundan las frases y expresiones en francés, y las cantidades de dinero, aunque exactas, no permiten hacerse una idea de lo que los protagonistas ha despilfarrado.
Al igual que de otras obras del autor como El Idiota o Los hermanos Karamazov, de El jugador también se han realizado adaptaciones cinematográficas. Asimismo, fue la base de una ópera de Prokófiev.
El personaje principal recuerda a los protagonistas de los relatos de autores contemporáneos como Fante, Sharpe, o incluso Mendoza, caracteres críticos, ácidos, y con múltiples carencias.
En definitiva y a modo de conclusión, este relato no es más que otra obra maestra de Dostoyevski, y un interesante recorrido por las adicciones e inquietudes del ser humano.
Me sigue quedando la curiosidad de por qué Dostoyevski sentía ese odio hacia los franceses, ¿ocurrió algún hecho en su vida que lo motivase?
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