LA EXCUSA PERFECTA
Debido a hechos ocurridos esta última semana, me he dado cuenta de determinadas situaciones que dan pie a la justificación ideal, es decir, a la excusa perfecta.
Por ejemplo, muchas veces, enojados por|para algún hecho que nos ha pasado, o bien enojados simplemente con una determinada persona, pagamos "el pato" con alguien próximo que sin querer comete un error sin importancia. Sin embargo, toda la rabia contenida sale al exterior, perdiéndose las formas y alguna cosa más.
También quizás el enfado sea con esa persona con quien uno se descarga, pero por otro motivo distinto al propiciador de la explosión, habitualmente histriónica.
Otras veces la excusa perfecta ocurre después de que el otro exponga los motivos de su enfado, haga acusaciones, etcétera, siempre que entre estos motivos y acusaciones se encuentre alguna falsedad o mentira. ¿Por qué entonces, todo el resto de su discurso tiene que ser mentira también? Pero es fácil ridiculizar y hacerse con una razón que no se tiene.
Asimismo, sirve de excusa perfecta, el que el otro haya hecho, y más si se vale del manido dicho "hacer como hacen no es "pecado". Un cornudo nunca podrá quejarse de la misma manera a su pareja si le ha puesto previament los cuernos.
Cuando quieres tomar una decisión y no te atreves también es útil utilizar los errores del resto, un ejemplo claro es el que se observa en las rupturas amorosas.
Visto esto, creo que los resbalones ajenos constituyen así, el principio de formación de la excusa perfecta. Pues vaya.
Debido a hechos ocurridos esta última semana, me he dado cuenta de determinadas situaciones que dan pie a la justificación ideal, es decir, a la excusa perfecta.
Por ejemplo, muchas veces, enojados por|para algún hecho que nos ha pasado, o bien enojados simplemente con una determinada persona, pagamos "el pato" con alguien próximo que sin querer comete un error sin importancia. Sin embargo, toda la rabia contenida sale al exterior, perdiéndose las formas y alguna cosa más.
También quizás el enfado sea con esa persona con quien uno se descarga, pero por otro motivo distinto al propiciador de la explosión, habitualmente histriónica.
Otras veces la excusa perfecta ocurre después de que el otro exponga los motivos de su enfado, haga acusaciones, etcétera, siempre que entre estos motivos y acusaciones se encuentre alguna falsedad o mentira. ¿Por qué entonces, todo el resto de su discurso tiene que ser mentira también? Pero es fácil ridiculizar y hacerse con una razón que no se tiene.
Asimismo, sirve de excusa perfecta, el que el otro haya hecho, y más si se vale del manido dicho "hacer como hacen no es "pecado". Un cornudo nunca podrá quejarse de la misma manera a su pareja si le ha puesto previament los cuernos.
Cuando quieres tomar una decisión y no te atreves también es útil utilizar los errores del resto, un ejemplo claro es el que se observa en las rupturas amorosas.
Visto esto, creo que los resbalones ajenos constituyen así, el principio de formación de la excusa perfecta. Pues vaya.
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