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Alboraya, València, Spain

martes, febrero 22, 2011

CONTROL PARENTAL DE INTERNET

Tras la celebración del Día Mundial de la Seguridad en Internet, y en un clima donde se han dado a conocer cifras alarmantes sobre el aumento del acoso a menores en la red, cabe plantearse la posibilidad de un control paterno del acceso de los niños y adolescentes a esta relativamente reciente tecnología. Sin embargo, pese a las ventajas que detenta esta iniciativa, también presenta un grave problema de libertad, problema fácil de resolver si en lugar de prohibir o controlar, se dota al os menores de mecanismos con los que emplear correctamente la red.


Ahora bien, no todos tendrán la misma capacidad de defenderse, y los más pequeños serán también los más vulnerables.

En los últimos años, la edad de niños acosados sexualmente por Internet ha disminuido hasta los nueve años. ¿Deben actuar en estos casos los padres? La respuesta clara es sí, dado que por mucha información que tenga o por mucho que se le advierta a un niño sobre la pedofilia, no deja de ser inocente y por lo tanto vulnerable, sobre todo porque en Internet el usuario siempre es persona anónima y es más difícil identificar al agresor.

Dejando a un lado este caso concreto, se cuestiona el control como forma de coartar la libertad del menor, impidiendo con él, el desarrollo de una mayor autonomía. Asimismo, se esta olvidando completamente su capacidad de juicio y criterio en general, para discernir aquello que está mal o le puede perjudicar. Si el niño quiere encontrar un determinado contenido, lo hará, pues tiene múltiples posibilidades de hacerlo valiéndose de otros medios. La prohibición no es pedagógica y podría incluso incentivar la “curiosidad insana” por determinados contenidos.

Pero los menores no sólo pueden ser víctimas de un delito, sino que también pueden cometerlo. ¿En esta situación se justifica entonces el control paterno? Tampoco, pues aunque el responsable legal del delincuente sea su padre, no se trata de controlar a su hijo para que no cometa delitos, sino de enseñarle que no es correcto delinquir.

Ocurre lo mismo con aquellos que apelan a la dependencia y aislamiento que puede producir Internet, al tiempo que pierden los niños frente a la pantalla, a la suplantación de los agentes socializadores primarios por la red y otros medios, etcétera. Se destaca la vulnerabilidad de los menores frente a los anunciantes y el gasto que esto supone a los padres. Sin embargo, todas ellas son, sin excepción, cuestiones fácilmente paliables con la educación, una educación sólida y válida que enseñe a los niños a emplear correctamente las nuevas tecnologías y que les informe de las consecuencias de un posible mal uso (delito, acoso, adicción)

Un menor que sepa que delinquir está mal, que le pueden acosar, que es vulnerable ante los anuncios, o que puede suponer un gasto para sus adres, dará un unos distinto a la red que quienes no han recibido esta mencionada y necesaria educación.


Por lo tanto y en definitiva, y como en muchos otros temas, no se trata de prohibir sino de educar, pues la libertad necesita formación y conlleva también responsabilidad.

4 comentarios:

  1. La comparación fácil y obvia, es extrapolar la situación en "internet" a la vida en la calle. En la calle no dejaríamos que nuestros hijos se vayan con alguien que les da un caramelo... Educar y supervisar.
    Per fi has tornat!

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  2. Gràcies pel comentari. Una firmeta, per favor!:-)

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  3. Tens més raó que un sant. M'ha agradat molt; és el típic article de tribuna d'un diari.

    M'encanta que tornes a escriure! Se te trobava a faltar per blogger!

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  4. Estoy totalmente de acuerdo, muchos padres culpan a los medios de la agresividad y el mal comportamiento de sus hijos, pero en realidad están utilizando la TV o Internet como una especie de guardería donde dejan a sus hijos para no tener que ocuparse de ellos durante el rato en que el niño está frente a la pantalla.
    Ya era hora de que volvieras a escribir!

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